El amor, el amor, el amor... el amor es una eterna pregunta que todos nos hacemos pero a la que no le entramos una respuesta. Creemos en él como si fuera una religión, religión en la que el rito de iniciación no es el bautizo sino el encontrar pareja; ese ser único y especial con el que creemos que podemos construir un futuro, en el que pasamos de un yo a un nosotros. Encontrarlo parece una gran odisea, una gran epopeya en la que nos arriesgamos a malas citas, malos besos, malos polvos; pero de la que esperamos un final felices en los brazos de nuestro amado ó con nuestra amada.
Por momentos pareciera que el amor es una gran autopista en la que esperamos ser recogidos por algún taxista para que nos lleve a un futuro mejor. Pero a veces la señora o señor chofer resulta ser un cafre que nos rompe el corazón y nos tenemos que bajar para coger otro taxi; claro que tenga encendido el letrero de libre y con un lindo o linda conductora. Pero a veces cuando te bajas del taxi conservas el número celular del hombre o mujer que te rompió el corazón, y debes en cuando haces pequeñas llamadas de cortesía porque ahora ya no son pareja sino amigos.
En otras ocasiones sales corriendo lejos del taxista que te rompió el corazón pero el o ella se las arregla para perseguirte; y cuando estas en otro taxi y miras por el espejo retrovisor vez que tu pasado se acerca, se aproxima y le habla a tu corazón como en los días en los que eran felices, y lo que es aún peor olvidas que el que el o ella algún día te hizo llorar porque te dejo votado a mitad del camino con tu corazón destrozado. ¿Por qué, en algunas ocasiones, cuando vez que tu pasado se aproxima de nuevo a tu corazón no sales huyendo? ¿Las segundas partes son buenas ó las segundas partes son el resultado de nuestro gran temor de estar solos?
El pasado amoroso se acerca a ti como un fantasma; lo primero que vez es su espectral reflejo en espejo retrovisor de tu taxi nuevo ó en el de tu carro privado; después sientes su terrorífica voz al otro lado de la línea telefónica, y lo más aterrador viene después; sientes su mano sobre la tuya mientras toman un café. ¿Donde están los cazafantasmas cuando los necesitas? Tazas de café van y vienen, mientras que los recuerdos se convierten en presente y te sientes confundido porque no sabes si son pareja o eran novios, esposos ó lo que sea. El pasado te persigue y no te perdona el error de regresar y tu presente se convierte en una experiencia karmatica, porque no sabes si al subir por segunda a ese taxi volverás a recorrer los mismos caminos que te hicieron infeliz. ¿Las segundas partes son tan malas como lo fueron las primeras ó las relaciones pueden ser mejores?