jueves, 30 de agosto de 2007

Tell me when it hurt

Por naturaleza los seres humanos somos masoquitas; comemos comidas grasosas para tener altos niveles de colesterol, corremos por las calles para esperar tener ser atropellados, hombres y mujeres se hacen perforaciones corporales para verse y sentirse mejor; la mayor prueba de nuestro masoquismo es confundir una reacción química con un sentimiento trascendete. La mayor prueba de nuestro masoquismo es buscar desesperadamente a otro ser humano, que al igual que YO, no se soporta asi mismo.


Esta busqueda deseperado de otro ser humano la empezamos desde que las hormonas empiezan a atrofiar nuestro raciocinio; empieza en esa terrible edad llamada adolecensia (nos adolecemos de lo que pasara en nuestro futuro). Las hormonas son las culpables de lo que en psicoanalisis se conoce como amor por transferencia; que no es mas que el amor de nosotros mismos transferido a otro objeto.


Julia Kristeva afirma que “el amor, estarán de acuerdo conmigo, reina entre las fronteras del narcisismo y la idealización. Su majestad el Yo se proyecta y glorifica, o bien se estalla y se destruye cuando se contempla en un otro idealizado: sublime, incomparable, tan digno (¿de mi?) como yo puedo ser de indigna de él, y sin embargo, hecho para nuestra unión indestructible.”[1] [1] KRISTEVA, Julia. Historias de amor. Siglo XXI Editores. México.1993


Cuando idealizamos al otro nos estrellamos con el terror de la perdida de las ilusiones, porque nos estrellamos con la realidad, al descurbrir que el otro es algo que me invente. Qué el otro es algo que fue creado por mi imaginación, es algo que no será lo que fué; porque simplemente lo que fue me lo invente yo. Los seres humanos cometemos el error de hablar solo cuando nos duele demasiado, cuando solo nos queda un gramo de dignidad en el cuerpo y en el alma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un graffiti puede llegar a ser una verdadera obra de arte, sino vean el video de Sprite http://bit.ly/GraffitiSprite